El fraude de la Disponibilidad de Horario y de qué manera tan grande me he equivocado nuevamente en mi vida

Pues bien señores, una vez más ya tenía rato que no escribía un mensaje para quejarme de algo, ¿verdad?

En fin, en esta ocasión, y siguiendo la tradición de hablar sobre la porquería de empresas que existen en México, vamos a tratar un tema muy delicado y del que más de uno está bastante consciente: la “disponibilidad de horario”, aquella frase que aparece explícitamente en muchas ofertas de trabajo (especialmente de algo que tenga que ver con sistemas o TI) pero en muchas otras no queda especificado del todo hasta que uno cae en la trampa y termina entre la espada y la pared, como me ha sucedido a mí y de la que hablaremos más adelante.

Antes que nada, sería bueno definir el concepto de disponibilidad de horario. Según el sentido común, se dice que este término significa contar con la capacidad de laborar horas extra sin inconveniente alguno, cuando exista una contingencia o alguna otra situación de alto impacto que haya que resolver en ese momento. Las empresas decentes y humanas, únicamente requieren que su personal labore horas extra cuando se presenten condiciones extraordinarias, y al final del día esas horas extra se les remuneran íntegramente para solventar la molestia de haber realizado el trabajo fuera del horario normal. Existen un sinnúmero de ocasiones en el que el empleado por cuenta propia trabaja extra, pero regularmente no se les remunera y lo hacen porque se atrasaron en alguna tarea.

Ahora bien, si trasladamos el contexto de disponibilidad de horario a la empresa mexicana promedio que gusta de negrear a sus empleados, tenemos que el término significa extender indefinidamente el horario laboral del empleado, muchas veces sin avisarle de antemano y sin remuneración alguna, hasta terminar algo que por todos los aspectos es imposible de terminar a tiempo y en forma. Aquí es bueno citar a un profesor de la universidad que dice que, “dependiendo del grado de complejidad y de los recursos disponibles, es ilógico pensar que las cosas van a estar cuando uno quiera que estén sin un entorno adecuado que lo propicie, en este caso las cosas van a estar cuanto tengan que estar. No estamos en Fantasilandia…”.

Cabe aclarar que muchas veces el empleado que ya lleva un cierto tiempo trabajando de esta manera, comienza a elaborar sus tareas diarias con tedio extremo y sin el menor interés de echarle ganas pues al final del día: “siempre hacen lo mismo”. Los consultores de TI que he conocido ya dan por normal el hecho de trabajar 3 días seguidos sin ir a su casa a descansar, pero obviamente la calidad de su trabajo deja mucho que desear, a comparación de aquellos que laboran en una jornada normal y que presentan mejores resultados en un poco más de tiempo.

Finalmente, ¿cuál fue el error que cometí? Pues bien, en mi vida he cometido errores, como cualquier humano, pero ahora en mis antecedentes ya cuento con dos grandes errores que espero que no cometan mis hijos ni nadie más:

Primer gran error: No aprender bien todo lo que debes aprender en la escuela.

Si hay algo en mi vida de lo que me arrepiento más es de no saber bien sobre las matemáticas, y es un hecho que no me tiene muy orgulloso. ¿Cómo es posible que un desarrollador de software tan capaz como yo no tenga idea de cómo resolver una simple ecuación algebraica… (y ya no hablemos de derivadas o integrales…)? ¿Qué consecuencia tuvo? Que no he podido terminar mi carrera profesional por haber tenido que abandonar la Ingeniería en Computación que tanto admiraba en el ITAM y haber tenido que recurrir a la Licenciatura en Informática (desde cero) en UNITEC que contaba con muchísimo menos materias de esa índole.

Segundo gran error: No valorar el primer gran logro de tu vida profesional.

Hace 3 años obtuve mi primer empleo formal en una fábrica de tenis para niños administrada por judíos. En ese lugar yo me dedicaba a desarrollar sus programas internos y al ocasional mantenimiento de una que otra PC y uno de esos programas, el primero que hice para ellos, fue un gran logro para mí y fue lo que permitió que me contrataran indefinidamente. Me pagaban muy bien (y hasta con prestaciones de ley) para el tiempo que estaba ahí y siempre respetaron mi horario y mi trabajo, a pesar de que personalmente de vez en cuando teníamos un altercado. Desgraciadamente en esa época falleció mi abuela que tanto quería y tuve que faltar dos días seguidos al trabajo, y algo que realmente le molesta a los judíos es la impuntualidad o la inasistencia (aunque ellos mismos son impuntuales o faltan, pero eso es otra historia). En fin, hubo un pleito muy fuerte con el encargado de la nómina por esas inasistencias y decidí que ya era hora de un cambio. Me ha tomado casi 2 años el darme cuenta que las cosas en esa fábrica de judíos no estaban tan mal, en comparación con los otros trabajos que he tenido donde la gente no respeta tu tiempo, tu trabajo ni mucho menos a ti.

Así que, señores, si ustedes trabajan para vivir y no viven para trabajar, o tienen otros compromisos en su vida como escuela, familia, o algún negocio propio; les recomiendo que rechacen la idea de la disponibilidad de tiempo. Una persona que abandona su propia vida para convertirse en un engranaje más de la gran máquina del capitalismo inhumano y derrochador de nuestra era es una persona que ha perdido su identidad y su misma humanidad, recuerden que éstos son los primeros en ser reemplazados por máquinas que hacen exactamente lo mismo pero “más rápido y más barato”…