Hola a todos, ya estamos en el mes de abril, en el que todos los chamacos esperan con ansias llegar al final para recibir regalos en el día dedicado a ellos exclusivamente, o al menos eso es lo que pensamos los adultos.
Recientemente se ha hablado mucho sobre una nueva serie de TV abierta que trata sobre los problemas de los jóvenes en su vida cotidiana. Dicha serie se llama «Bienvenida Realidad» y se transmite por el canal Cadena Tres. En el sitio web de esta serie podremos encontrar la siguiente información:
Descripción:
Una historia contada principalmente a través de la mirada de los alumnos del Instituto William Golding, una preparatoria que sirve de marco para hacer un retrato íntimo de la sociedad.
Sinopsis:
Conoce a los alumnos del último grado del Instituto William Golging (sic), una preparatoria que como cualquier otra aparenta un desempeño y aprovechamiento satisfactorio pero que en sus aulas y pasillos se sataniza y se señala al que es distinto. Las reglas son claras: si no perteneces a un grupo; estás perdido y a merced del más fuerte. Claro que las reglas fueron hechas para romperse. Conocerás a personajes que están dispuestos a cambiar los estereotipos -jóvenes y adultos-.
Personalmente no he visto la serie (digamos que no soy fan de la TV abierta desde hace muuuuuucho tiempo), pero este fragmento de información ya nos dice mucho. Recordemos que William Golding fue un escritor británico, principalmente conocido por el libro Lord of the Flies (El Señor de las Moscas) cuyo tema es precisamente la inocencia perdida. No voy a profundizar mucho en esta historia pero básicamente se trata de un grupo de niños completamente educados y civilizados que, al naufragar en una isla desierta y encontrarse completamente aislados de cualquier figura de autoridad, comienzan lentamente a adoptar conductas y actitudes dignas de la ley de la selva a tal grado que comienzan a matarse entre ellos de formas bastante brutales. Esta historia fue escrita hace más de medio siglo, y sin embargo, como la serie de TV mencionada anteriormente, se puede adaptar para describir perfectamente lo que le sucede a nuestra sociedad en la actualidad. ¿Estamos conscientes de lo que le pasa a las nuevas generaciones?
Yo estoy muy informado en cuanto a las nuevas tecnologías. Las computadoras y el Internet me han acompañado durante una gran parte de mi vida, pero admito que un adolescente de ahora prácticamente nace con la tecnología en la mano y no siempre le dan el uso correcto para el que fue creada. Hoy en día es muy común escuchar sobre el infame «sexting«, en el que los jóvenes se envían mensajes a través de los teléfonos celulares con contenido altamente sexual, o incluso fotografías y videos reveladores que en su mayoría terminan circulando por todo el mundo, satisfaciendo las fantasías de unos y arruinando las reputaciones de otros. El «cyber-bullying» también parece ir en aumento, donde una persona o grupos de personas acosan y agreden a otros a través de los medios electrónicos, y debido a la actual naturaleza omnipresente de la tecnología, esto puede tener efectos devastadores e incluso fatales en los individuos afectados.
Las redes sociales, que han tenido un éxito sin precedentes en los últimos años, también son una fuente de preocupación por lo que sucede en sus entrañas. Hay sitios donde la popularidad de los jóvenes se mide por el número de seguidores o «amigos» que tienen, por los votos que tienen sus fotos en poses que causarían un infarto a sus abuelas, y por las actualizaciones en tiempo real que indican los lugares que frecuentan y por dónde no pasar si hay un operativo para detectar altos niveles de consumo de alcohol en los conductores de autos (el famoso «alcoholímetro»). En fin, la tecnología que fue creada para simplificar y asistir en la vida cotidiana, realmente se usa para demostrar la ineficacia de la educación de los jóvenes y la mediocridad e indiferencia dentro de sus núcleos familiares.
¿Qué es lo que ha pasado? Esa es la eterna pregunta. Recuerdo cuando era un niño de 11 años y no pensaba más que en llegar a jugar a casa con mis juguetes y mi Súper Nintendo y terminé horrorizado cuando me enteré que la abuela más joven del mundo tiene 23 años y su hija tenía sólo 11 años cuando nació su hijo. A pesar de que esta mujer le imploró a su hija que no siguiera su ejemplo, la niña no hizo caso y pasó lo que pasó. Recordemos que si no somos congruentes, no lograremos obtener los resultados que queremos con nuestros hijos, y eso es parte del problema como ya lo había mencionado en ese entonces. Esta mujer debió ser más consciente a la hora de casarse y embarazarse tan joven, y tal vez la hija hubiera llegado a una edad más madura para pensar en la vida en pareja y tener hijos.
Otra parte del problema es ignorar lo que sucede con los jóvenes. El hecho de que haya una brecha generacional no significa que deba haber una brecha tecnológica. Debemos estar conscientes de todos los aparatos que nos rodean actualmente y el potencial que tienen en manos de los niños y adolescentes. Saber usarlos no es suficiente, hay que saber también cuándo darles acceso a ellos y el cómo hacerlo. No estoy diciendo que hay que espiarlos o estar detrás de ellos las 24 horas los 365 días del año, pero sería muy bueno indicarles lo peligrosa que puede ser la tecnología si no se tiene cuidado, y el porqué está mal hacer ciertas cosas con esa tecnología.
Finalmente, lo mejor que puede hacer uno como adulto es hablar con los jóvenes, estar conscientes de sus gustos, de las personas con las que se relaciona, de los lugares que frecuenta y, en general, de su vida cotidiana y de su conducta. Para lograr esto es necesario ser responsables y emanar confianza en los jóvenes y que por ningún motivo hay que traicionarla.